Hoy hace un año, muchos de nosotros nos despertábamos para, como todos los días, intentar sacar adelante la jornada, lo que no imaginábamos era que acabaríamos durmiendo en un oscuro y lúgubre calabozo, sobre un trozo de hormigón y con una manta sucia para pasar la noche.
Mucho tiempo tuvimos en esas larguísimas horas encerrados para pensar en la situación, para buscar responsabilidades y motivos. Fácilmente llegamos a identificarlos. Hoy al igual que ayer, siguen desgraciadamente entre nosotros.
Rebobinemos un poco, y hagamos memoria.